España tiene paisajes de lo más variados y algunos son auténticas maravillas naturales desconocidas para muchos de nosotros. En muchas ocasiones pensamos que tenemos que coger un avión y cruzar el charco para deleitarnos con formaciones naturales de otro mundo, pero nada más lejos de la realidad porque nuestro país esconde tesoros dignos de conocer y muchos de ellos están muy cerca de Madrid. Un ejemplo de ello son las Barrancas de Burujón, un paisaje de los más peculiar y deslumbrante que te hará sentir como si estuvieras en medio del Gran Cañón del Colorado y todo esto a sólo una hora de Madrid. ¿Quieres saber más? Pues sigue leyendo porque te contamos dónde está, cómo visitarlo y todo lo que debes saber antes de ir.
Situado a tan solo 30 kilómetros de la ciudad de Toledo y a unos 100 kilómetros del centro de Madrid, encontrarás uno de los paisajes más alucinantes de todo España. Nada más llegar al lugar encontrarás algo impensable porque ante tus ojos tendrás un paisaje digno de película que jamás hubieras pensado encontrar en nuestro país.
El Gran Cañón del Colorado a una hora de Madrid
Situado entre los términos municipales de Albarreal de Tajo, Burujón y La Puebla de Montalbán, encontrarás unas cárcavas arcillosas de color rojo de un kilómetro de longitud y con picos que superan los 100 metros en algunos puntos. La curiosa forma de este paisaje tiene una historia milenaria y se ha formado por la erosión de las aguas del río Tajo y del viento que sopla en la zona.
Esta formación geológica que hace que el terreno sea tan desigual recibe el nombre de cárcavas y le otorga unas vistas impresionantes que podrás admirar desde los miradores situados a lo largo de la senda ecológica de 4 kilómetros que rodea el lugar.
Si quieres hacer la ruta para poder contemplar esta formación arcillosa que te hará sentir como si estuvieras en Estados Unidos, lo primero que vas a encontrar es el refugio de las Barrancas, un local que funciona como oficina de información y chiringuito y desde donde podrás contratar visitas guiadas con monitor para conocer los entresijos de este paisaje de película.
En caso de que prefieras ir por libre, sólo tendrás que seguir el camino de la derecha y accederás al Mirador de los Enebros, desde donde podrás admirar el paisaje con unas vistas panorámicas que te dejarán sin aliento.
A lo largo del camino te encontrarás también con el embalse de Castrejón, cuyo origen data de 1967 y servía para regular las aguas del río Tajo. Desde allí sólo tendrás que continuar caminando siguiendo el curso del río para llegar al meandro de las Barrancas de Calaña.
Ten en cuenta que esta ruta tiene picos muy altos y que hay que extremar las precauciones en aquellos lugares donde no hay protección y seguir en todo momento las indicaciones para no equivocarte de camino.
La mejor época para visitar las Barrancas de Burujón
Ten en cuenta que este lugar cuenta con pocas zonas de sombra, por lo que si vas a organizar tu visita en verano, esta debe ser en horas del día en las que el calor no apriete con fuerza de modo que la mejor opción es salir a primera hora del día o al atardecer.
Este será un momento perfecto para disfrutar de la puesta o la salida del sol y poder hacer fotografías alucinantes en un paisaje pocas veces visto.
En caso de optar por ir en otoño, podrás disfrutar de la fuerza de los colores rojizos y la caminata será muy agradable siempre y cuando no llueva. En primavera también merece la pena esta visita porque comienzan a aparecer las zonas verdes y las flores que cambian por completo este paisaje tan inesperado en España.
Cómo llegar las Barrancas de Burujón
Para llegar a las Barrancas de Burujón necesitarás vehículo propio porque no hay transporte público que te deje cerca de la zona dado que es un lugar un tanto inaccesible.
Si quieres ir en coche, deberás seguir la carretera CM-4000 y tomar un pequeño desvío a la altura del kilómetro 26. El desvío está situado a la izquierda si vienes desde Toledo, unos metros antes de la salida a Burujón. En caso de que vengas desde la Puebla de Montalbán, el desvío está a la derecha, a unos metros después de pasar el puente que lleva al mismo pueblo.