¿Te gusta explorar y pasar un poco de miedo? ¿Eres de los que se atreve a todo? Pues hoy os traemos una propuesta. Y es que, ¿alguna vez has estado en un pueblo abandonado? Pues de eso trata el plan que os presentamos hoy. Se trata de un pueblo de Toledo, pero muy cercano a Madrid, y es que está a una escasa hora del centro de la capital española y lleva abandonado desde hace décadas. Así que este lugar se vuelve tenebroso y más cuando cae la noche. Esos ruidos que da la naturaleza pero que nos hacen pensar en que cualquier cosa nos podría pasar son los protagonistas de este pueblo.
Estamos hablando de Caudilla. Nada más llegar encontrarás una valla del Ayuntamiento de Val de Santo Domingo, al que pertenece este pueblo deshabitado desde los años 70. No obstante, esto no hará que muchos curiosos accedan y exploren este curioso lugar. Al no tener la mano del hombre presente, son muchos los animales como conejos que han hecho de Caudilla su hogar y estos son muchas veces los responsables de esos ruidos nocturnos que provocan la sugestión de más de uno y más de dos.
Si acudimos a Caudilla podremos encontrar las ruinas del castillo, y es que tan solo uno de los torreones ha aguantado el paso del tiempo y del abandono. También veremos hileras de casas cerca del castillo. Unas casas hechas ya simplemente piedra.
A curiosear se va a este pueblo, aunque muchos miren su alrededor con miedo de lo que puedan llegar a ver, y es que se han contado tantas historias de este lugar… Muchas personas cercana a este pueblo sin vida aseguran que en Caudilla hay fantasmas y que ellos mismos los han visto o que se lo ha contado alguien muy cercano.
La verdad es que el paraje da para que haya fantasmas, pero claro, aquí ya entra las creencias de cara uno. Habrá quien no crea estas historias y quienes no solo se las crean, sino que incluso vayan de visita al municipio a comprobar si es verdad que hay situaciones paranormales, o si es un bulo.
Y por si fuera poco el misterio y los factores que generan mayor curiosidad para todo aquellos valientes, también hay un cementerio. Un lugar más abandonado aún en el que sigue habiendo lápidas rodeadas de unos enormes cipreses. La verdad es que la novela de terror se escribe sola en este lugar.
Pues ahí sigue Caudilla, vacía, inhóspita, recibiendo tan solo visitas de curiosos. Eso sí, ya una cadena hotelera se interesó por este lugar, y es que tiene su encanto, también su parte tenebrosa, pero bueno, eso también es encanto para muchos. El caso es que esta cadena hotelera no consiguió los permisos necesarios y no pudo llevar a cabo sus planes en este lugar. Así que a Caudilla no le queda otra que seguir esperando a ver si pronto logra dejar de estar deshabitada y llegan personas a crear otras historias más amables.
Pero mientras espera, los curiosos seguirán llamando a la valla que pretende frenarlos. Unos curiosos que tendrán que ir con mucha precaución, y no lo decimos por los fantasmas precisamente, sino porque es un pueblo deshabitado, con construcciones en ruinas y, por consiguiente, las pocas piedras que aún mantienen el equilibrio pueden caer en cualquier momento.
De hecho, la propia iglesia de Caudilla está cerrada para que nadie pueda acceder y sufrir un accidente en su interior, pero las ganas de aventura de algunos es mayor que toda precaución, pero cuidado, que dicen que la curiosidad mató al gato y no queremos ningún susto en este municipio que tan solo merece una segunda oportunidad.