Seguro que a más de uno le suena la famosa frase pronunciada en un anuncio que decía «el ser humano es imprevisible» y la respuesta de un anciano que rozaba los 80 años que contestaba con un «¿a que sí?». Si lo recuerdas es que ya tienes una edad y probablemente se te haya dibujado una sonrisa. Corría el año 2005 cuando un anuncio de Aquarius situaba en el mapa a Justo Gallego y su catedral, el Templo Consagrado a Nuestra Señora del Pilar.
Justo Gallego no tenía conocimientos de arquitectura, apenas sabía leer y tampoco sabía hacer planos ni cálculos, pero él tenía un plan y estaba dispuesto a conseguirlo.
La historia de la catedral de Justo
Para contar la historia de este hombre de Mejorada del Campo nos tenemos que remontar a 1939, cuando un joven granjero decidió ingresar en el monasterio de Santa María de Huerta, en Soria, para convertirse en monje una vez que acabara la Guerra Civil. Años más tarde, en 1961, Justo Gallego contraía tuberculosis, lo que le obligaría a abandonar el monasterio por seguridad.
Durante la enfermedad, Gallego heredó una tierra en su localidad natal e hizo una promesa: si sobrevivía a esta dura enfermedad, construiría una catedral en honor a la Virgen María. Y no tardó en llegar ese momento porque ese mismo año, Justo comenzó los primeros trabajos para cumplir con lo prometido y colocó la primera piedra de la catedral un 12 de octubre de 1961.
Sin planos y apenas sin materiales, Justo comenzó las obras de construcción de la catedral basada -según decía- en un estilo arquitectónico romano que era para su gusto el más fino. La idea de lo que quería construir estaba perfectamente diseñada en su cabeza, así que mientras continuaba con el trabajo duro, Justo Gallego estudiaba sobre iglesias y castillo medievales para mejorar.
En el año 1975 la catedral de Justo Gallego ya empezaba a tomar forma y todo ello utilizando principalmente materiales reciclados como ruedas de neumáticos, bidones de plástico donados o latas. Eso sí, las obras no contaban con licencia y ningún arquitecto firmó nunca unos planos del edificio porque todos los registros estaban sólo en la cabeza de este labrador que alguna vez que otra confesó que había llegado más lejos de lo que pensó en un primer momento.
Las obras continuaban y para agilizar el proceso se incorporó en 1998 Ángel, que fue el ayudante de Justo Gallego hasta su muerte.
Pero todo comenzó a cambiar en el año 2004. Fue en ese año cuando la catedral de Justo comenzó a llamar la atención y fue invitado a participar en una exposición en el Museo MoMA de Nueva York. Tan sólo un año más tarde, en 2005, Aquarius contactó con el madrileño para que protagonizara su próxima campaña publicitaria a cambio de obtener más fondos para la construcción de la catedral.
Sería en ese momento cuando todos los ojos, más allá de Mejorada del Campo, comenzaran a fijarse en Justo Gallego y en su catedral.
Desde entonces sus hazañas se han seguido muy de cerca y no sólo en España, porque la catedral de Justo ha aparecido en el periódico The New York Times, ha recibido ayuda internacional de grandes organizaciones e incluso ha recibido la visita del famoso arquitecto británico George Clarke, que hizo un programa especial sobre este edificio.
En el año 2021, poco antes de fallecer, Justo Gallego donó la catedral a la organización Mensajeros de la Paz, del Padre Ángel, con el deseo de que este se encargara de cumplir su promesa de construir la catedral y para que sirva de encuentro para las personas de todas las religiones.
Dónde está la catedral de Justo
La catedral de Justo está en la calle Antonio Gaudí, 10, en la localidad madrileña de Mejorada del Campo y se puede visitar de lunes a viernes de 10:00 a 14:00 horas y de 16:00 a 19:00 horas y los sábados y domingos de 10:00 a 19:00 horas.
La catedral de Justo en la actualidad
En la actualidad la catedral de Justo se puede visitar y si vas, allí podrás admirar los más de 4.700 metros cuadrados de construcción a los que Justo Gallego dedicó más de 60 años.
Actualmente una empresa de ingeniería de estructuras está estudiando el proyecto para asegurar el edificio y decidir qué pasará con él tras la muerte de Justo. Lo que tienen claro es que este edificio es un reto para los ingenieros y que tirarlo no debe ser la primera opción.